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Atender oportunamente cuadros de faringoamigdalitis previene fiebre reumática

Este padecimiento se presenta más en menores de entre cinco y 14 años de edad, después de una a seis semanas de haber padecido la infección y no haberse dado un tratamiento adecuado.

Redacción

La oportuna detección y tratamiento de cuadros de faringoamigdalitis en la infancia y adolescencia permiten prevenir la fiebre reumática, señaló el jefe de la División de Cardiología y Medicina Aguda de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 1, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Guanajuato, Dr. Luis Manuel Vargas Ramírez.

Este padecimiento, dijo, se presenta más en menores de entre cinco y 14 años de edad, después de una a seis semanas de haber padecido la infección y no haberse dado un tratamiento adecuado.

“La fiebre reumática aguda es una complicación de la faringoamigdalitis mal tratada y por infecciones cutáneas, aunque en menor medida. Se presenta en un bajo porcentaje de las personas sanas que se exponen a la infección; sin embargo, existen factores que, dependiendo de cada organismo y la respuesta inmune de éste, pueden modificar ese porcentaje”, refirió el especialista.

Asimismo, el Dr. Vargas Ramírez comentó que la fiebre reumática es una enfermedad caracterizada por un proceso inflamatorio que puede afectar el corazón, articulaciones,

cerebro, vasos sanguíneos y tejido subcutáneo, esto secundario a una respuesta inmunológica exagerada frente a la infección.

“Cuando el organismo percibe la infección envía anticuerpos para combatirla, pero en ocasiones estos mismos atacan los tejidos de las articulaciones o el corazón. Si atacan el corazón llegan a producir hinchazón de las válvulas, lo cual puede generar cicatrización, para luego dificultar su apertura o cierre, e incluso ambas cosas, que desencadenan en estrechamiento o insuficiencia”, detalló el doctor.

Los síntomas de la enfermedad generalmente son: fiebre, dolor en las articulaciones o hinchazón en las muñecas, los codos, las rodillas o los tobillos; pequeñas protuberancias debajo de la piel de los codos o las rodillas; sarpullido rojo, levemente elevado en el pecho, la espalda o el abdomen; dolor abdominal, disminución del apetito, debilidad, falta de aliento o cansancio extremo.

El especialista agregó que el uso de mejores esquemas de tratamiento con antibiótico han disminuido en forma significativa los casos de esta enfermedad.