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Desafíos y oportunidades  del comercio internacional post pandemia

La OMC prevé que el volumen del comercio mundial de mercancías aumente un 8.0% en 2021, después de haber disminuido un 5.3% en 2020. Modelos de gestión de riesgos serán imprescindibles para lograr resiliencia en las cadenas productivas, consideraron expertos.

 Fátima Hdez. Bribiesca
Ciudad de México, 10 de agosto, 2021.- La irrupción del COVID-19 ha generado un contexto de debilitamiento del comercio mundial que, aunado a las medidas adoptadas por los gobiernos para contener la pandemia, ha tenido severas consecuencias en la mayoría de las industrias y cadenas productivas; no obstante, se presentan oportunidades para México en nuevas cadenas globales de valor, consideraron profesores del IPADE Business School.

En el webinar “Desafíos y oportunidades del comercio internacional post pandemia”, Benjamín Alemán Castilla, profesor del área de Entorno Económico del IPADE, señaló que en años recientes hemos presenciado la reconfiguración de las cadenas de producción, de un enfoque global a uno más regional, para evitar disrupciones en productos críticos provocadas por la interrupción del flujo de algunas mercancías.

“La suma de las exportaciones e importaciones mundiales alcanzó su máximo en 2008, previo a la crisis de 2009, cuando representaron aproximadamente 61% del PIB mundial. A partir de ahí, la expansión del comercio mundial se detuvo y ahora, con el COVID, vemos incluso una posible disminución o un aumento de la “desglobalización”. Las guerras comerciales entre China y Estados Unidos también han reforzado esta tendencia que favorece la regionalización y la reconfiguración de las cadenas de valor”, explicó.

Arturo Orozco, profesor del área de Dirección de Operaciones, consideró que la globalización no se detendrá; no obstante, la expansión del comercio en 2021 se explica por tres factores que están interrelacionados: 1) el aumento de los precios de las materias primas, 2) la recuperación de la demanda en China, los Estados Unidos y la Unión Europea y 3) la recuperación de la actividad económica en la región.

Respecto a la reconfiguración de las cadenas de valor, indicaron que las dinámicas sectoriales en la región de América Latina, durante la pandemia, fueron muy variadas. Por ejemplo, algunos sectores, como las manufacturas y el de los productos agropecuarios comenzaron a recuperarse rápidamente, a partir del último trimestre de 2020.  Por el contrario, el turismo se desplomó, al igual que el transporte aéreo de pasajeros.

“La pandemia nos enseñó que se necesita más visibilidad de lo que sucede en las cadenas productivas. Es necesario que estas cadenas de valor, que en muchos casos están interconectadas, construyan mecanismos para tener más visibilidad de los productores directos, de los proveedores, y de todo lo que hay hacia adelante, para lograr tener una mejor gestión de riesgos y mayor resiliencia ante crisis como esta”, expresó, Arturo Orozco.

Ambos académicos vislumbran oportunidades para México y para la región en nuevas cadenas globales de valor: “A partir del colapso inducido por la pandemia en 2020, que trajo una disminución de 5.3% del volumen del comercio, de acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (OMC) ya se ven signos de recuperación y se prevé un aumento de 8% en 2021, impulsado por una recuperación de la demanda de los Estados Unidos, la Unión Europea y China, lo que muestra amplias oportunidades para nuestro país en la región”, mencionó Benjamín Alemán.

Asimismo, vislumbran desafíos creados por la crisis de COVID-19 en materia de proveeduría, dado que un 20% del comercio global de insumos intermedios proviene de China y este país asiático mantiene una guerra comercial con Estados Unidos en algunas industrias o productos, por lo que cualquier disrupción en este país afectará más allá de sus fronteras, a América del Norte y el resto del mundo.

“La pandemia evidenció el riesgo de poner ‘todos los huevos en la misma canasta’. Esto se vio también en otro evento disruptivo previo, la guerra comercial entre EE. UU. y China que inició en el año 2016. Para las empresas norteamericanas no es conveniente tener toda su cadena de valor o los eslabones críticos de insumos en un solo país, como es China. Las empresas europeas y norteamericanas están buscando alternativas a lo que hoy es la fábrica mundial china y esto es positivo para economías como la nuestra. Si sabemos aprovechar esta tendencia, México puede ganar”, puntualizó Benjamín Alemán.

Recordaron que, además del T-MEC, nuestro país puede aprovechar los variados acuerdos comerciales con que cuenta para servir como “hub” internacional y atraer inversiones de diversas partes del mundo, así como su posición estratégica como vecino de Estados Unidos, el bono demográfico y la alta calidad de la mano de obra mexicana aplicable en diversas industrias especializadas.

“La gran oportunidad se presenta para México en el nearshoring, para acercar la manufactura a diversos mercados y atraer grandes industrias que aprovechen la mano de obra especializada y de alta calidad que tiene México”, consideró Arturo Orozco.

Finalmente, reiteraron la necesidad de cuidar el Estado de derecho, para dar certeza jurídica y evitar desincentivar la inversión extranjera.